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Archivo de la etiqueta: Vila-Matas

Algunos suplementos literarios españoles parecen haber olvidado que quienes se acercan a esos suplementos son exactamente lectores, es decir, gente a la que le interesa básicamente leer y que le importa un bledo la foto del último fotógrafo absorto o la imagen peluda de ese bobo que nos sonríe desde la cara B de la incultura. Esa gente que lee, además, es la que –parece una perogrullada- todavía está interesada en comprar periódicos porque allí puede leer. ¿Saben esto algunos directores de algunos periódicos españoles? ¿Saben leer esos directores? ¿Saben que la literatura, el lenguaje escrito, es la creación más valiosa de la humanidad en su tentativa de comprenderse a ella misma? No, muchos no tienen ni idea. La cultura visual no es nada sin el soporte del pensamiento, de la letra escrita. El periódico que montara un suplemento cultural pensado realmente para ser leído –pongamos un periódico que desde las páginas de su suplemento cultural irradiara lectura verdaderamente inteligente- no haría más que hacer prosperar al resto del periódico y recobrar las raíces de la verdadera razón de ser de la prensa. Si vamos hacia el fin del periodismo es porque nadie cae en la cuenta de que no hay que escribir los periódicos para aburrir a todo el mundo con las pequeñas cuitas de los pobres políticos de este país, sino para elevar la moral y la cultura. Y con ella, la cultura del relato, por supuesto. Todos los jóvenes cuentistas de valía de este país se ofrecerían para mejorar lo que a todas luces es tan mejorable. Pero mientras los periódicos sólo los compren los políticos para ver qué dicen de ellos, la crisis de la prensa aumentará.

Aunque muchos aún no se han enterado, la novela dejó, hace ya más de un siglo, de tener la misión que tuvo en la época de Balzac, Galdós o Flaubert. Su papel documental, e incluso el psicológico, han terminado. “¿Y entonces que le queda a la novela?”, preguntaba Louis Ferdinand Céline. “Pues no le queda gran cosa –decía-, le queda el estilo (…) Ese estilo está hecho a partir de una cierta forma de forzar las frases a salir ligeramente de su significado habitual, de sacarlas de sus goznes, para decirlo de alguna manera, y forzar así al lector a que desplace también su sentido. ¡Pero muy ligeramente! Porque en todo esto, si lo haces demasiado pesado, cometes un error, es el error, ¿no es así? Entonces eso requiere grandes dosis de distancia, de sensibilidad; es muy difícil de hacer, porque hay que dar vueltas alrededor. ¿Alrededor de qué? Alrededor de la emoción”.

Alocución en Monterrey, Enrique Vila-Matas.